Por Gustavo Lainette
Activista político-social | Fundador de la ONG Resistencia Venezolana
Durante años, la comunidad internacional insistió —con paciencia casi infinita— en ofrecerle al régimen venezolano una salida negociada, pacífica y ordenada. Diálogo tras diálogo. Acuerdo tras acuerdo. Oportunidad tras oportunidad.
Todas fueron desperdiciadas.
Las recientes declaraciones del expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, sobre Venezuela no surgen en el vacío. Son el reflejo de una verdad incómoda que muchos prefirieron ignorar durante demasiado tiempo: el régimen de Nicolás Maduro nunca tuvo voluntad real de transición. Solo utilizó los procesos políticos como mecanismos para ganar tiempo, reorganizarse y perpetuarse.
Cuando un poder se aferra al control absoluto, aun sabiendo que su permanencia implica destrucción, hambre, persecución y muerte, el mensaje es claro.
Eligieron no salir.
Y cuando no se sale por la vía política, la historia demuestra que el desenlace suele ser otro.
Desde el año 2018, desde la ONG Resistencia Venezolana, lo dijimos con claridad y sin ambigüedades: la dictadura venezolana no caería por concesiones ni por elecciones controladas, sino por una acción firme que rompiera el equilibrio criminal que sostiene al régimen. Por esa razón solicitamos formalmente una intervención internacional, convencidos —como lo seguimos estando hoy— de que la fuerza no era un capricho, sino la consecuencia lógica del cierre de todas las vías democráticas.
El tiempo nos dio la razón.
No celebramos escenarios de confrontación. Nadie que ame a Venezuela puede hacerlo. Pero la responsabilidad de cualquier desenlace recae exclusivamente sobre quienes se negaron a entregar el poder cuando aún podían hacerlo sin más sufrimiento. La dictadura eligió el camino más costoso, no solo para los venezolanos, sino para la región.
Hoy, quienes seguimos luchando desde el exilio lo hacemos con la misma convicción de siempre. Estamos en los Estados Unidos, país que representa los valores de libertad, institucionalidad y defensa de la democracia occidental. Compartimos esos ideales y respaldamos los esfuerzos del Departamento de Estado y de las instituciones estadounidenses para enfrentar las amenazas que Venezuela representa cuando está secuestrada por una estructura criminal transnacional.
No hablamos desde la improvisación.
Hablamos desde años de denuncia, de persecución, de exilio y de resistencia.
La historia juzgará este momento. Y cuando lo haga, quedará claro que hubo quienes advirtieron, quienes actuaron y quienes prefirieron mirar hacia otro lado.
Nosotros seguimos aquí.
Firmes.
Presentes.
Del lado correcto de la historia.
Gustavo Lainette
Fundador – ONG Resistencia Venezolana







