Las autoridades migratorias de Estados Unidos anunciaron el jueves 13 de marzo el cierre de cinco instalaciones temporales de procesamiento debido al poco flujo de migrantes en la frontera con México, que ha bajado a unas 300 detenciones diarias.
Los centros de Donna, North Eagle Pass y Laredo (Texas), así como los de Yuma y Tucson (Arizona), fueron clausurados. Sin embargo, las instalaciones en San Diego (California) y El Paso (Texas) continuarán operativas, detalló en un comunicado la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, en inglés).
La agencia federal reportó el 12 de marzo que en febrero pasado detuvo a 8.347 inmigrantes indocumentados cruzando la frontera suroeste por sus diversos puntos de entrada, una caída del 94 % interanual y una disminución del 71 % intermensual.
Durante febrero, el primer mes completo tras las nuevas disposiciones presidenciales de mano dura de Donald Trump contra la migración irregular, la Patrulla Fronteriza registró un promedio de 330 detenciones diarias a nivel nacional, la cifra más baja en la historia de la CBP, según detalló en un comunicado la agencia.
En la frontera suroeste, las detenciones se redujeron a menos de 300 por día, según la CBP.
El impacto de las nuevas políticas migratorias de Trump
El presidente estadounidense había comunicado una drástica reducción de cruces fronterizos durante febrero, el primer mes completo de su mandato, y dio por terminada la “invasión”, la forma en la que suele referirse a la llegada de migrantes al país.
“El presidente Trump y la secretaria Noem han enviado un mensaje claro: si cruza la frontera ilegalmente, será deportado sin posibilidad de volver a intentarlo al día siguiente o en pocas horas. Como resultado, los encuentros de la CBP con inmigrantes indocumentados han disminuido drásticamente”, afirmó el 12 de marzo la CBP.
Las autoridades migratorias estadounidenses ya habían reportado en febrero una reducción del 85 % de los cruces en la frontera sur con México durante los primeros 11 días del segundo gobierno de Trump, que asumió el cargo el 20 de enero.

Además, entre mediados de enero y finales de febrero, la CBP participó en operativos estratégicos de control en California, Arizona y el noroeste del Pacífico, durante los que incautó más de 4.800 kilos de drogas.
La migración de retorno
En medio de esta situación en Estados Unidos, gran parte de los migrantes que habían viajado hasta la frontera con México han tomado la decisión de retornar a sus países de origen o de establecerse en otras naciones.
Muchos de estos son venezolanos y han optado por cruzar vía marítima desde Panamá a Colombia para evitar caminar nuevamente la selva del Darién.
Frente a esta migración de retorno, los gobiernos de Panamá y Costa Rica acordaron el 12 de febrero trasladar a los migrantes que regresan desde el norte del continente hacia el sur a albergues en las fronteras, para luego ser devueltos a sus países.
En este contexto, el 27 de febrero zarparon desde un puerto de la provincia de Colón, aledaña a la capital de Panamá, tres barcos gestionados por las autoridades con 180 migrantes con destino a la frontera con Colombia, con el fin de agilizar el flujo migratorio en el viaje de retorno a Suramérica.
Este jueves, el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, anunció también el cierre paulatino de los centros migratorios que han funcionado desde 2016 en la provincia del Darién, donde atendieron a cientos de miles de indocumentados, debido a la caída de hasta un 98 % en el flujo hacia el norte del continente.
“Hace un año teníamos 36.841 migrantes cruzando por Darién, hoy marzo llegamos a 112”, detalló Mulino.
Con información de EFE.
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