
La investigación sobre el accidente del vuelo de Air India ocurrido el 12 de junio en Ahmedabad, en el que murieron 260 personas, llevó a las autoridades a centrar su atención en las acciones de los pilotos y en el manejo de los controles de combustible como factores clave en la tragedia.
Según informó The Wall Street Journal, fuentes cercanas a las evaluaciones iniciales señalaron que el accidente no apunta, por ahora, a una falla del Boeing 787 Dreamliner ni de sus motores, sino a intervenciones humanas en los sistemas críticos de la aeronave.
El vuelo despegó desde el aeropuerto internacional de Ahmedabad con destino a Londres, y, tras alcanzar los 200 metros de altitud, perdió empuje y se estrelló contra una residencia estudiantil ubicada en las cercanías. Entre las víctimas se contaron 241 de los 242 ocupantes del avión, además de varias personas que se encontraban en tierra.
El foco central de la investigación apunta a los interruptores de control de combustible instalados en la cabina de mando. Estos controles, que deben permanecer activados durante todo el vuelo, permiten iniciar, apagar o reiniciar los motores únicamente en situaciones excepcionales.
Las grabaciones y la simulación técnica aportada por Boeing identificaron que ambos interruptores se encontraban en posición de apagado poco después del despegue. Esta situación provocó la pérdida de empuje en los dos motores de forma casi simultánea, lo que derivó en la activación del generador de emergencia, conocido como ram air turbine (RAT). Sin embargo no se ha determinado si fue de manera accidental, intencional o resultado de una maniobra mal ejecutada. Tampoco quedó claro si hubo un intento posterior por restablecer la posición de encendido de los interruptores.
Los registros de las cajas negras, descargados dos semanas después del accidente, no permiten definir si la desconexión se produjo antes o después de la pérdida de empuje.
“El efecto sobre el motor es inmediato y se interrumpe la potencia”, afirmó el experto en seguridad aérea John Cox en diálogo con medios estadounidenses. “No es posible moverlos por accidente, no se pueden golpear y que cambien de posición”, agregó.
La simulación realizada por Boeing, centrada en los segundos finales del vuelo, reforzó la hipótesis de que los interruptores fueron accionados de forma inapropiada, aunque no concluyó sobre las motivaciones de la tripulación. Las condiciones operativas previas al impacto coinciden con una pérdida total de energía propulsora, una situación que activó automáticamente la RAT, responsable de suministrar energía eléctrica y presión hidráulica en emergencias.
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