El chavismo ha pasado de la incredulidad a la sorpresa, de la sorpresa a la indignación y de la indignación al espanto. “Falta que nos disparen a los edificios donde estamos, coño”, resume un alto mando chavista cercano a Nicolás Maduro. El presidente de Venezuela y su círculo más próximo pensaban, al principio, cuando se desplegó una flota militar en el límite con aguas venezolanas, que era una táctica de Estados Unidos para abrir algún tipo de negociación política. Con el paso de los días, sin embargo, se han convencido de que Washington se prepara para una invasión. Un sacerdote se pasea estos días por el país rociando con agua bendita tanques del ejército bolivariano.
La matanza policial en Brasil reaviva el debate sobre cómo combatir el crimen organizado en América Latina
La operación policial que el martes dejó en Río de Janeiro un reguero inédito de muertos (121, según el último...
 
			 
    	 
		    






