Joe Biden viajó este lunes a Chicago para asistir a una Convención Nacional Demócrata muy diferente de la que había imaginado hasta hace solo un mes. El plan de vuelo del Air Force One contempla solo una parada de unas horas en la ciudad antes de poner rumbo a Santa Ynez, California, a casi 3.000 kilómetros de distancia, donde el presidente de Estados Unidos pasará el resto de la semana de vacaciones. Aun así, la fugaz presencia de Biden en la convención pasará a la historia: cede el testigo a su vicepresidenta, Kamala Harris, con el objetivo de derrotar en las elecciones del 5 de noviembre al republicano Donald Trump, al que el presidente percibe como una amenaza para la democracia y para el país.
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