No olvidemos que nos movemos en un mundo con polos de poder repartidos que, por naturaleza, es más vulnerable e inestable. China despliega una estrategia basada en dos pilares: desarrollo global y seguridad global; el calibre de la diplomacia económica es clave. Este calibre nos permite entender los movimientos que Xi Jinping hace en política exterior: en Marzo de 2023, promovió un acercamiento entre Irán y Arabia Saudita (mucho foco en el tema energético, pero finalmente infructuoso) para alcanzar un cese en la guerra de Yemen contra los Hutíes. Irán depende casi exclusivamente de China como mercado de su petróleo. Por eso la “inacción” de Beijing para respaldar a Irán frente al ataque de Estados Unidos e Israel nos muestra que la dirección en realidad es un Irán dependiente de los chinos y no a la inversa.
¿Qué agenda común pueden tener Beijing y Washington?. El terrorismo islamista se posiciona dentro de la agenda política china por la presencia de 25 millones de musulmanes (uigures) que son sometidos a una política de represión muy dura por parte del Partido Comunista Chino. China hoy tiene los ojos puestos también en una reconstrucción de Gaza que superaría los 53 mil millones de dólares y en la posibilidad de un cambio de régimen en Irán. Veremos cómo resuelve la enorme encrucijada que se le presenta hoy al gigante asiático.
¿Sostener un cambio de régimen o reformar lo que ya existe?. No hay intención en Beijing en estorbar cualquier movimiento interno dentro de la sociedad iraní ni mucho menos en las Fuerzas Armadas o en la Guardia Revolucionaria. Pero tampoco tiene intención de promover un cambio de régimen para que este sea reemplazado por uno que responda únicamente hacia la dirección de Estados Unidos. No olvidemos que el contexto de la monarquía del Shá era muy distinto al contexto que tenemos hoy.
¿Qué puede aportar China?. La intención de flexibilizar (o al menos continuar) posturas diplomáticas hacia Israel que fueron muy contrarias a Jerusalén una vez que inició la guerra en Gaza aunque siempre condenando la atrocidad de los ataques del 7 de Octubre. Una negociación directa con Teherán y con mayor posibilidad de penetración en los proxys iraníes que la que tiene Estados Unidos. Esto especialmente a partir de los ataques norteamericanos a la instalación nuclear de Fordow en Irán. Por último, el factor económico y diplomático que se cristaliza en las inversiones de la ruta de la seda y las conexiones comerciales uniendo a Israel y el Golfo principalmente. Esta es una estrategia que no convive con los conflictos de alta intensidad ni el terrorismo.
Culminemos por hoy con una reflexión, y es que el mundo está más militarizado, menos apegado al derecho internacional, con más actores buscando obtener armas de destrucción masiva y mayor competencia comercial. Ese es nuestro contexto, nuestra realidad, no el que dicen los manuales de hace 30 años o lo que nos gustaría que fuera, tal como insisten los todólogos.
@J__Benavides