A Joe Biden, de 81 años, le gusta recurrir al sentido del humor para restar importancia a su edad. El miércoles recibió en la Casa Blanca a gobernadores demócratas, en una reunión a puerta cerrada, y les dijo que de salud estaba bien antes de añadir: “Es solo mi cerebro”. Es un chiste arriesgado para un presidente al que tres de cada cuatro estadounidenses consideran demasiado mayor para la reelección y al que millones de televidentes vieron sufrir para hilar su discurso en el debate contra Donald Trump de la semana pasada. Biden está dispuesto a desafiar a su reloj biológico y político. La cuenta atrás de su carrera está en marcha, pero él cree que aún tiene cuerda para volver a ganar las elecciones y ocupar la presidencia hasta que tenga 86 años.
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