
Las galletas de almidón de yuca han formado parte de la vida de Brubeyk García Nascimento, un hombre de 38 años de edad, de estatura media y barba espesa, oriundo de Goiás, un estado del centro-oeste de Brasil. Después de todo, fue con los ingresos de Biscoito Estrella, una pequeña fábrica de galletas fundada por su madre en las tierras familiares de Anápolis, que Nascimento pudo estudiar en escuelas privadas hasta graduarse con un título en ingeniería.
Pero fue otro producto mucho más valioso el que lo convirtió en millonario casi de la noche a la mañana: el oro amazónico. Entre 2019 y 2022, Nascimento compró y vendió nada menos que 4,6 toneladas de oro, generando ingresos brutos de casi 1.500 millones de reales (alrededor de unos 269,5 millones de dólares al cambio actual), según registros de la Agencia Nacional de Minería (ANM). Este volumen equivale a 6,7% de todas las reservas de oro del Banco Central de Brasil .
La mayor parte de este oro se exportó a Italia, desde donde se distribuyó por todo el mundo, adoptando diversas formas, como componentes electrónicos de celulares Apple y piezas de automóviles Tesla.
Para la Policía Federal (PF) brasileña, sin embargo, se trata de oro ilícito, que salió de contrabando desde Venezuela o de minas que devastaron partes de tierras indígenas en Pará y Roraima, ambas, provincias selváticas del norte de Brasil y, la última, fronteriza con Venezuela. Según las investigaciones policiales, el oro fue blanqueado mediante una red de permisos de minería fraudulentos que se emitieron a cooperativas mineras del sur de Pará.
También según la PF, Nascimento es uno de los mayores contrabandistas de oro de la historia reciente de Brasil. Rivaliza con el famoso Rey del oro, apodo que Dirceu Santos Frederico Sobrinho se ganó entre 2019 y 2020, cuando comercializó 4,3 toneladas de oro de producción ilegal.
Los propios allegados de Nascimento dan fe de su enorme influencia en el mercado aurífero brasileño. «Exportaba 100 kilos de oro a la semana», afirma uno de ellos, el pastor evangélico Harley Franco Sandoval, también acusado de contrabando de oro en el norte del país.
El metal le dio a Nascimento la prosperidad que soñaba. Hoy, el empresario muestra las predecibles señales externas de riqueza: automóviles Porsche y BMW en el garaje y un avión privado en el hangar. Así como otras señales, menos predecibles: coleccionista de licor de cachaza -el aguardiente destilado de caña de azúcar, típico de Brasil-, llegó a pagar casi 12.000 dólares en una subasta por una botella de edición exclusiva de la destilería Weber Haus de Rio Grande do Sul.
Y eso que, hasta mediados de la década pasada, Nascimento solo se dedicaba a ayudar a sus padres a empaquetar y vender galletas de yuca en la zona rural de Goiás.
A Brubeyk Nascimento (cuyo nombre lo eligió su padre, un policía militar, inspirado en la película estadounidense de 1980, Brubaker) le gusta citar clichés empresariales para contextualizar su meteórico ascenso. «La oportunidad llama a tu puerta, pero tienes que abrirla», es uno de sus favoritos. Esa oportunidad apareció en su vida cuando, a principios de la década de 2010, recién graduado en ingeniería mecánica por la Universidad Estatal Paulista (Unesp), en el interior del estado de São Paulo, tuvo que regresar a Anápolis para ayudar a su madre con las galletas. Hizo lo mejor que pudo.
Durante su trayectoria, duplicó con creces la producción: se asoció con camioneros para transportar las galletas a otros estados y descubrió Tucumã, una localidad en el sur de Pará -el segundo estado más grande de Brasil, enclavado en la región amazónica-, donde abrió un centro de distribución de Biscoito Estrella. Allí, el emprendedor diversificó su negocio y se convirtió en propietario de un mayorista de alimentos. También se dio cuenta de que algunos de sus clientes pagaban con el oro extraído de la región. No dudó: la oportunidad estaba a su alcance, solo tenía que aprovecharla. Contactó al Centro de Gemología del estado brasileño de Goiás, en Anápolis, y con la oficina de la Agencia Nacional de Minería (ANM) en Goiânia, la capital regional, para conocer mejor la composición del metal y cómo funciona el comercio del oro brasileño.
En una conversación con Piauí en octubre pasado en el vestíbulo de un hotel de Goiânia, Nascimento recordó aquella época: “No sabía nada de este mercado, así que fui a estudiar”. Durante una de las visitas con técnicos de la ANM, Nascimento se enteró de que una empresa italiana, llamada Safimet, había abierto una sucursal en la capital de Goiás para comprar oro. En 2018, decidió fundar la empresa BAMC Laboratório de Análises de Solos e Minérios (o “laboratorio de análisis de suelos y minerales”, en castellano), con sede en Anápolis, y se convirtió en el principal proveedor local de oro para los italianos. Así comenzó una singular historia de éxito empresarial, plagada de irregularidades y delitos ambientales.
En río revuelto, ganancia de ‘garimpeiros’
El río más grande de Roraima, con 870 kilómetros de longitud, es el Uraricoera, que atraviesa de oeste a este el Territorio Indígena Yanomami, una etnia de la Orinoquia y la Amazonía que vive entre Brasil y Venezuela
Las aguas impetuosas y en cascada del Uraricoera garantizan la supervivencia de decenas de comunidades indígenas, pero también despiertan el interés de los buscadores de oro por sus riberas y su lecho. Durante la última década, el Uraricoera ha sufrido una brutal invasión de hombres y máquinas en busca del metal. Los yanomami estiman que en la actualidad hay 5.000 buscadores trabajando a lo largo del río. «El sonido de aviones y helicópteros que transportan maquinaria y alimentos a las minas es cotidiano», afirma Fernando Palimi Theli, jefe de la comunidad yanomami de Palimiú, la más grande del Uraricoera. Como resultado de la invasión minera y la deforestación, los casos de malaria se han disparado entre los yanomami que viven a orillas del río. En 2015, solo se registraron 164 casos. El año pasado llegaron a 2.605, según datos del Instituto Socioambiental (ISA) de Brasil.
La situación empeoró drásticamente durante el gobierno de Jair Bolsonaro (2019-23). Impulsados por el entonces presidente, los mineros de oro se abalanzaron por millares sobre el territorio yanomami, incluyendo las orillas del Uraricoera. Solo en 2022, el último año del mandato de Bolsonaro, la minería de oro destruyó 459 hectáreas a lo largo del río, según el ISA. Debido a la constante excavación del suelo con maquinaria, las aguas del Uraricoera se volvieron turbias y los peces desaparecieron, lo que agravó la escasez de alimentos para los indígenas. Además, hombres armados comenzaron a atacar a las comunidades; en una de las invasiones, dos niños de la comunidad de Palimiú se ahogaron mientras huían.
En Pará, Nascimento conoció al hombre que, según la investigación de la Policía Federal, lo ayudó a entrar en el próspero mundo del contrabando de oro: Fábio Monteiro da Silva, oriundo del estado de Sergipe, el más pequeño de Brasil, en el nordeste del país. Mientras trabajaba como taxista en Lagarto, una población del interior de Sergipe, Silva trabajaba como centinela para sicarios y narcotraficantes, vigilando los movimientos de quienes estaban a punto de ser asesinados. Finalmente fue sentenciado, pero cumplió su condena de servicio comunitario en su nuevo hogar, Tucumã. Allí aprendió a pilotar aviones y montó su propia mina de oro.
Cuando Nascimento lo conoció, Silva era dueño de una gran mina en el río Uraricoera, donde trabajaban unos 20 hombres, según asegura una investigación de la Policía Federal. La mina se encontraba a solo 25 kilómetros de la comunidad yanomami de Waikás, una de las más afectadas por la minería ilegal. Para entonces, Silva ya era un hombre adinerado. La conexión entre ambos, siempre según la PF, se evidenció en informes del Consejo de Control de Actividades Financieras (COAF), que revelaron transferencias sospechosas de Silva a Nascimento por un total de 1,74 millones de reales, o poco más de 300.000 dólares.
El esquema del dúo, según la policía, involucraba a la Cooperativa Minera de Ourilândia y Región (Cooperouri), de la que Silva era director en una ciudad vecina a Tucumã. Cooperouri es un foco de ilegalidad ambiental. Acumuló 4,9 millones de reales, equivalentes a cerca de 877.000 dólares en la actualidad, en multas del Ibama (Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables) por practicar la minería en zonas no autorizadas. Además, en 2021 fue objeto de un operativo de la Policía Federal por patrocinar la minería de oro, que la ley prohíbe, en el Territorio Indígena Kayapó, otro pueblo aborigen de Pará.
Según la investigación de la Policía Federal, Cooperouri es uno de los mayores proveedores de oro de Nascimento. La relación comercial se volvió tan estrecha que, en los correos electrónicos del empresario de Goiás, la policía encontró pruebas de que él mismo emitía las facturas de la cooperativa. (Nascimento negó a Piauí que controle a Cooperouri; afirmó que simplemente enseñaba a los socios a trabajar de manera legal).
Tanto Cooperouri como otras cooperativas mineras resultaron útiles para el plan de Nascimento, pues contaban con el llamado Permiso de Lavra Garimpeira (PLG, siglas en portugués de “permiso de minería artesanal”), un documento emitido por la agencia minera que autorizaba a los garimpeiros la extracción dentro de un perímetro específico. En aquel entonces, la ley no exigía a los vendedores, fueran o no cooperativas, demostrar que habían extraído su oro dentro del área cubierta por el PLG. Esto se conocía como la «presunción de buena fe». Por lo tanto, los compradores siempre afirmaban haber realizado transacciones legales con entidades titulares de permisos, con facturas y pago de impuestos. (Las Distribuidoras de Valores (DTVM) son las únicas empresas autorizadas en Brasil para comerciar con oro en cooperativas).
La BAMC de Nascimento operaba en este mercado, pero era un fraude. Para empezar, la empresa no es una DTVM. Aun así, afirmó haber comprado oro a cooperativas y otras empresas que, juntas, se amparaban en 16 PLG. Pero hasta eso no era cierto. El perito forense Ricardo Livio Santos Marques, de la Policía Federal, examinó las 16 autorizaciones (15 en Pará y una en Tocantins, un estado de reciente creación, formado a partir de una división del estado de Goiás en 1988) e hizo dos descubrimientos. En 10 casos de los permisos presentados no había indicios de actividad minera real. En las otras seis, el área minera tenía una producción incompatible con el volumen de oro que Nascimento afirmaba haber comprado. Según la Policía Federal, el oro en realidad provenía de minas ilegales dentro del Territorio Yanomami, como la mantenida por Fábio Monteiro da Silva, o de áreas indígenas en Pará, especialmente el Territorio Kayapó. En Brasil hay reservas para pueblos indígenas, establecidas por ley.
Pero Nascimento también manejó oro procedente de un origen distinto: la vecina Venezuela.
Intercambio con Venezuela
No existen datos consolidados sobre la producción de oro de Venezuela, pero las estimaciones son significativas. En un estudio de 2021, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) la calculaba entre 30 y 40 toneladas anuales, equivalente a poco menos de la mitad de la producción de Brasil en 2024, de 94 toneladas. Sin embargo, la OCDE sostenía entonces que solo 20% del oro extraído en Venezuela se exportaba por canales oficiales. El resto terminaba contrabandeado a países vecinos para evadir los efectos de las sanciones internacionales impuestas al régimen dictatorial de Nicolás Maduro.
Hasta principios de esta década, Brasil era el principal destino de ese oro, puesto que la minería ilegal venezolana se concentra en los estados sureños de Amazonas y Bolívar, fronterizos con Brasil. Con las sanciones que obstaculizan las exportaciones de oro y las secuelas de la crisis socioeconómica y humanitaria que azota al país desde hace años, se configuró el ambiente perfecto para los contrabandistas de ambos lados de la frontera: intercambiar oro ilegal por alimentos. La Policía Federal estima que, entre 2017 y 2019, al menos 1,2 toneladas de oro venezolano se intercambiaron por alimentos en el país vecino y luego se introdujeron de contrabando en Brasil para ser exportadas como si de oro brasileño se tratara.
El esquema provocó que las exportaciones del estado de Roraima a Venezuela aumentaran de unos míseros 600.000 dólares en 2015 a 275 millones de dólares en 2022, según datos del Ministerio de Desarrollo, Industria, Comercio y Servicios de Brasil.
Según la Policía Federal, Brubeyk Nascimento prosperó en esta fiebre del oro venezolano. Entre finales de la década pasada y principios de la actual, el dueño de BAMC envió 48,7 millones de reales (unos 8,7 millones de dólares) a Roraima, según el COAF (Fondo Nacional Agrícola para la Protección de la Agricultura y la Alimentación). La mitad de esta cantidad se destinó a empresas de alimentos, entre ellas la empresa frigorífica Frigo 10, cuyos socios incluyen al gobernador del estado, Antonio Denarium, y Distribuidora Solimões, que pertenece a un socio del gobernador. (Aunque nombrados en una investigación de la Policía Federal, ni el gobernador ni su socio están formalmente bajo investigación).
Otra figura política citada en la investigación policial es el militar venezolano retirado y exgobernador del estado Bolívar (2017-21), Justo Noguera Pietri, también excomandante de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) de 2013 a 2014. En 2020, cuando era gobernador del estado de Bolívar, Noguera Pietri cruzaba frecuentemente la frontera a bordo de una camioneta brasileña propiedad de la empresa Fríos Roraima, sospechosa de estar involucrada en un esquema de intercambio de oro por alimentos, según una denuncia enviada a la Policía Federal por la Embajada de Venezuela del gobierno interino de Juan Guaidó, a cargo de la abogada e internacionalista, María Teresa Belandria. Actualmente el oficial tiene una orden de captura emitida por la Justicia argentina, donde se le acusa de crímenes de lesa humanidad, cometidos presuntamente durante la represión de las protestas que tuvieron lugar en Caracas y otras ciudades venezolanas en 2014.
No fue posible encontrar a ningún representante de Fríos Roraima. Quien sí atendió a la solicitud de su versión fue el general Noguera Pietri, que atribuyó cualquier acusación en su contra por vinculación al contrabando de oro como parte de un ataque político. “Me han involucrado hasta en supuestas violaciones a los derechos humanos en Argentina, yo mientras tanto sigo aquí en mi finca del estado Apure”, respondió desde Los Llanos del suroccidente de Venezuela, al otro lado del teléfono. “No puedo referenciar que conozca a alguien que trafique con oro”.
Nascimento tenía un interés directo en esa zona fronteriza. Piauí obtuvo una copia de un poder notarial de 2022 en el que el supuesto propietario de la hacienda São Felix, un área de 1.192 hectáreas en Amajari, en el extremo norte de Roraima, cede el control de su propiedad a Nascimento. El Centro de Análisis de Delitos Climáticos (CCCA), una ONG que denuncia acciones ilegales que exacerban el cambio climático y violan los derechos humanos, realizó un estudio a solicitud de Piauí y no encontró evidencia de actividad económica en la hacienda São Felix. Sin embargo, además de estar ubicada a tan solo 13 kilómetros de la zona de actividad minera ilegal en el lado venezolano, la hacienda se encuentra en un área donde la cooperativa Minerar, de Boa Vista, ciudad capital del estado de Roraima, tiene un permiso PLG. Completando el círculo, Minerar suministró oro a BAMC, y entre sus directores se incluyen propietarios de empresas de alimentos en Roraima.
En su conversación con Piauí, Nascimento negó el contrabando de oro de Venezuela a Brasil. Según él, las transferencias a supermercados y mayoristas de alimentos en Roraima eran donaciones para paliar la crisis socioeconómica causada por la pandemia de Covid-19. «Hice donaciones a Boa Vista, a los venezolanos que pasaban hambre», declaró. En cuanto a la hacienda São Félix, comentó que tenía planes de criar allí ganado de engorde, pero el negocio se habría visto frustrado debido al difícil acceso, especialmente durante la temporada de lluvias. (Cuando Nascimento tomó el control de la finca, por supuesto, ya existía la temporada de lluvias).
Margen dorado
Un análisis de los informes del COAF sobre las transacciones bancarias sospechosas de Nascimento, obtenidos por Piauí, proporciona pistas importantes sobre sus socios. Entre los proveedores de oro de BAMC se encuentran decenas de personas que actualmente están siendo procesadas por contrabando de oro o minería ilegal en la Amazonia. BAMC también compró oro a la Cooperativa de Mineros de Oro de la Amazonía (Coogam), cuyo director, Edvaldo Santos Lopes, enfrenta acusaciones por lavado de dinero procedente del tráfico de cocaína y armas en Rondônia, otro de los 26 estados que componen Brasil, en la región selvática del suroeste del país, sobre la frontera con Bolivia. El caso penal aún no se ha resuelto.
Otro importante proveedor de oro para Nascimento fue Serra Pelada Mining, propiedad del pastor evangélico Harley Sandoval. Entre julio de 2020 y diciembre de 2022, Serra Pelada vendió 294 millones de reales -cerca de 53 millones de dólares, al cambio hoy vigente- en oro a BAMC . «En esos años, trabajé casi al 100% con él [Nascimento]. Hablábamos todos los días», contó el pastor a Piauí en una conversación en Goiânia en agosto del año pasado. Según los cálculos de Sandoval, Serra Pelada vendió un total de dos toneladas de oro, de las que 1,5 toneladas fueron a BAMC. La empresa del pastor tenía un proyecto minero en Natividade, Tocantins, pero, según la Policía Federal, extraía oro en una zona ilegal, vecina al Territorio Indígena Kayapó en Pará. Los investigadores encontraron conversaciones telefónicas con mineros vinculados a Sandoval que negociaban con los kayapó para establecer minas dentro del territorio indígena.
En entrevista con Piauí, Nascimento admitió haber comprado oro de origen ilegal, pero niega cualquier mala fe. Compara la compra de oro que hacía con la compra de un carro. «Nadie pregunta si el carro es de fabricación local o extranjera. Como llega la factura, todo está correcto, así que el origen no importa. Compré este oro de buena fe, creyendo que su origen era legal», afirma.
Brubeyk Nascimento no fue el único empresario minero que utilizó los PLG para blanquear oro ilegal. Un estudio de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG) reveló que, entre 2021 y 2022, 26% de la producción de oro en Brasil fue de origen ilegal, ya que el origen declarado se basó en permisos PLG sin evidencia de minería o exploración más allá del perímetro permitido. «El estudio expuso la falta de control sobre la producción de oro en la Amazonía», afirma el investigador Raoni Rajão. La falta de supervisión por parte del gobierno federal impulsó al Ministerio Público Federal de Pará a presentar una acción civil pública contra la ANM y el Banco Central, responsables de investigar los DTVM. El Ministerio Público solicita al tribunal que obligue a ambas instituciones a supervisar el sector. La demanda aún no se ha resuelto.
Al blanquear el origen ilegal del oro, Nascimento aumentó su margen de beneficio. Todo el comercio de oro, legal o no, se rige por el precio del gramo de oro en la Bolsa de Valores de Londres. El oro extraído legalmente se vende por lo general en Brasil con un 5% de descuento sobre el precio oficial. El metal de minas ilegales, en cambio, cuesta ligeramente menos, entre 7% y 8% por debajo del precio. Al camuflar el origen del metal mediante los PLG, según la Policía Federal, Nascimento se embolsó esa diferencia de 2% o 3%. Puede parecer poco, pero en transacciones que involucran toneladas, las ganancias se acumulan.
Una vez legalizado el origen del oro, BAMC revendió el metal, siguiendo todos los pasos del mercado legal, con facturas y recaudación de impuestos. En 2022, BAMC se ubicó en el undécimo lugar entre los mayores comerciantes de oro de Brasil, según datos de la ANM. Dado que las exportaciones de oro están exentas del ICMS (Impuesto sobre las Ventas), a diferencia de las ventas en el mercado nacional, Nascimento priorizó las ventas al exterior. Considerando el alto valor del metal (a mediados de mayo, un gramo valía poco más de 100 dólares) y la gran cantidad de oro comercializada por BAMC, las ganancias de Nascimento fueron sólidas. «Era un importante operador del mercado en Brasil. Las grandes multinacionales me respetaban; tenía credibilidad», afirmó.
Según cálculos de la Policía Federal, aproximadamente 90 % del oro adquirido por BAMC se revendió a Safimet, una empresa refinadora de metales preciosos con sede en Arezzo, uno de los mayores centros joyeros de Italia. Con un capital social de ocho millones de euros y un beneficio neto de 2,38 millones de euros en 2023 (últimos datos disponibles), Safimet suministra oro a varias multinacionales, como Tesla, Apple, Epson y Konica Minolta, y también al mercado joyero, en particular a Marcel Robbez Masson, uno de los mayores fabricantes de joyas de Francia.
En cuanto fundó BAMC en 2018, Nascimento se asoció con la empresa italiana. «Estoy muy agradecido con Safimet. Es una empresa muy profesional», afirma el empresario. En su sitio web oficial, la empresa menciona entre sus principales objetivos «difundir prácticas que respeten y mejoren el medio ambiente». Contactada por Piauí, Safimet no respondió.
Astucias policiales
A finales de 2019, Nascimento encontró otro socio comercial importante en el extranjero: MLBT Consulting Corp (posteriormente renombrada Doromet), una empresa de compraventa de oro con sede en el corazón de Manhattan, Nueva York. Tras intentar sin éxito adquirir el metal de minas colombianas, los estadounidenses Frank Giannuzzi y Steven Bellino, socios de Doromet, conocieron a Nascimento a través de su esposa, una brasileña. El empresario de Goiás, quien aprendió inglés en su juventud durante un programa de intercambio como empleado de un hotel en Carolina del Sur, viajó a Nueva York y, durante una cena con socios de Doromet, acordó vender 35 kilos de oro de BAMC a la empresa estadounidense, un cargamento valorado en 6,8 millones de reales, unos 1,2 millones de dólares.
Nascimento habría obtenido una ganancia de 3% sobre el valor de la mercancía, equivalente a 300.000 reales o unos 36.000 dólares. Al mes siguiente, Giannuzzi y Bellino se reunieron con Nascimento en Manaos, capital del estado Amazonas, a orillas del río del mismo nombre, y ultimaron los detalles del acuerdo. Días antes de embarcar el cargamento con destino a Estados Unidos, Giannuzzi, Bellino y Nascimento presentaron la documentación del oro a agentes de Hacienda en el aeropuerto local. El envío fue autorizado, pero los agentes sospecharon del origen del metal e informaron a la Policía Federal.
La noche del 24 de enero, en el aeropuerto de Manaos, mientras los dos estadounidenses se preparaban para abordar un vuelo a Nueva York con los 35 kilos de oro en una maleta rosa, la PF incautó el cargamento, detuvo a Nascimento y le incautó el celular. Al día siguiente, fue puesto en libertad por la justicia, sin que le devolvieran el celular, tras pagar una fianza de 100.000 reales o casi 18.000 dólares. Antes de eso, debió declarar ante la Policía Federal.
Dijo que el cargamento consistía en joyas fundidas y que había sido adquirido a Werner Rydl, un controvertido empresario de origen austríaco que se nacionalizó brasileño y declaró una fortuna multimillonaria en oro al Servicio de Impuestos Federales, que tendría almacenada en aguas del océano Atlántico. Nascimento presentó a la policía un contrato en el que Rydl se comprometía a suministrarle 700 kilos de oro por semana.
La Superintendencia de la Policía Federal en Amazonas entonces acababa de recibir un equipo importado de Alemania, capaz de analizar la composición química de cualquier material. Si el cargamento provenía efectivamente de joyería fundida, el nivel de pureza debería haber rondado el 75%, ya que este tipo de objetos contienen otros metales, en particular cobre y, en algunos casos, plata. Sin embargo, la pureza de las barras vendidas por BAMC era de 93,2%. Además, se encontraron trazas de mercurio que, según agentes federales, solo se producen cuando el metal se extrae de la naturaleza. Finalmente, el equipo demostró que el oro tenía características similares a las barras incautadas por la PF en minas ilegales de la cuenca del río Tapajós, en el oeste de Pará. Además del análisis forense, las conversaciones encontradas por la policía en el teléfono celular de Nascimento reforzaron la sospecha de que el oro provenía de minas.
El 26 de marzo de 2020, Doromet presentó una demanda solicitando la devolución del cargamento incautado. En noviembre de 2020, ocho meses después de la incautación, el Tribunal Regional Federal de la 1.ª Región concedió la solicitud a pesar de la prueba pericial que demostraba que el oro provenía de minería ilegal. «Literalmente, íbamos a entregarle el oro al criminal», declaró el entonces superintendente de la PF, Alexandre Saraiva, al periódico Valor Económico. Para evitar la devolución del material, la policía recurrió a una maniobra burocrática. En marzo de 2021, retiró el oro de la sucursal de Caixa Econômica Federal en Manaos, donde se encontraba retenido, y lo llevaron a la Superintendencia, argumentando que sería necesario un análisis pericial adicional del mineral. Al mes siguiente, a petición de Alexandre Saraiva, la ANM incautó administrativamente el cargamento, eludiendo así la decisión del TRF. El oro permanece incautado hasta la fecha.
La pérdida del oro no impidió que Nascimento continuara su suministro, y Doromet mantuvo su interés en sus servicios. «Steven, te prometo que no perderé dinero. Una vez que llegue a un acuerdo, te daré una posición para obtener una buena ganancia que justifique todo esto. Créeme», le escribió el brasileño a Steven Bellino, en inglés, días después de la incautación en Manaos. En mayo de 2020, tras la incautación del cargamento original, BAMC exportó otro cargamento de oro a Doromet, esta vez con éxito. Las conversaciones encontradas en el teléfono celular de Nascimento, a las que tuvo acceso la Policía Federal, sugieren que se trataba de más de una tonelada de oro. Parte de este cargamento fue negociado por Bellino y Giannuzzi en Turquía.
Sin embargo, a finales de 2020, Bellino y Giannuzzi tuvieron una disputa. Bellino presentó una demanda en Nueva York contra Giannuzzi y Nascimento, alegando que, a pesar de haber invertido 750.000 dólares en la empresa, no recibía su parte del «lucrativo negocio del oro». La demanda aún no ha sido vista por la corte.
Brubeyk Nascimento desconocía que, cuando se incautó el cargamento multimillonario en el aeropuerto de Manaos, ya estaba siendo investigado por la Policía Federal. Seis meses antes, a última hora de la mañana del 21 de junio de 2019, agentes de la patrulla de carreteras sospecharon de un coche que circulaba por la carretera. BR-174 , con destino a Boa Vista y Manaos, y decidieron detener al conductor. Bajo la palanca de cambios, los agentes encontraron nueve lingotes de oro, con un peso total de 4,79 kilos. El conductor, José Cláudio Rabelo Rita, fue arrestado y trasladado a la Comisaría de la Policía Federal en Manaos. Un peritaje reveló que el oro provenía de minería ilegal.
Cuando los policías le preguntaron quién era el dueño del oro, Rabelo guardó silencio. Al día siguiente, sábado, un agente de la Policía Federal estaba almorzando en un restaurante frente a la sede de ese organismo cuando escuchó a tres hombres en una mesa cercana discutiendo sobre la confiscación de los nueve lingotes de oro. Uno de ellos dijo que el oro era suyo, lamentando la pérdida. Al día siguiente, un agente de la Policía Federal observó al mismo trío almorzando en el restaurante desde la calle, probablemente esperando la liberación de Rabelo. (Solo sería liberado dos meses después, cuando fue sentenciado a tres años de prisión abierta por malversación de fondos federales).
Tan pronto como los tres salieron del restaurante, el agente entró al establecimiento y pidió el recibo de la tarjeta de crédito con la que el trío había pagado la comida. Entonces surgió el nombre de Brubeyk Garcia do Nascimento. A partir de ahí, la Policía Federal comenzó a desentrañar la historia. Descubrieron que Rabelo era compatriota de Fábio Monteiro da Silva, el piloto dueño de la minería ilegal en el río Uraricoera, y estaba afiliado a Cooperouri, la cooperativa que suministraba oro a Nascimento. Todo encajó. La Policía Federal terminó realizando tres operaciones: Emboabas, en referencia a los nativos de São Paulo que emigraron a Minas Gerais atraídos por los depósitos de oro en el siglo XVIII; Eldorado, lanzada en Roraima, que descubrió el intercambio de alimentos por oro en Venezuela y la compra de oro de minas clandestinas en el Territorio Yanomami; y Lupi, centrada en las transacciones ilícitas de oro entre Nascimento y el Pastor Sandoval.
La reinvención de los traficantes
En la mañana del 20 de septiembre de 2023, la Policía Federal lanzó tres operativos simultáneos. Arrestaron a Nascimento y a Sandoval. Nascimento fue liberado 13 días después gracias a un recurso de habeas corpus. Sandoval pasó 39 días en prisión. «Fue increíblemente humillante», lamenta el pastor. «Hasta que fui a prisión, era un hombre de negocios. Pero allí no tienes ni nombre, ni dignidad, ni derechos. Si te enfermas una noche, si te duele una muela, te mueres de dolor de muelas».
En la Operación Lupi ambos están acusados de contrabando, recepción, declaración fraudulenta y organización criminal (Sandoval también está acusado de malversación de fondos federales y lavado de dinero). El caso aún no ha finalizado. Por Emboabas, el dueño de BAMC y los estadounidenses Bellino y Giannuzzi fueron imputados por malversación de fondos federales y delitos ambientales; Nascimento también fue imputado por delitos contra el sistema tributario y lavado de dinero. Finalmente, en la Operación Eldorado aún no se presentan cargos.
Nascimento y Sandoval todavía tienen todos sus bienes congelados por los tribunales. «Tuve que empezar mi vida desde cero», dice el pastor, cuyos bienes embargados por la justicia ascienden, según sus cálculos, a 14 millones de reales, cifra equivalente a 2,5 millones de dólares. «Sé que no soy un delincuente. Soy un empresario, y mi sueño es demostrar que no debo nada de lo que me acusan».
Sandoval es actualmente un multimillonario corredor de bienes raíces en Goiânia, mientras que Nascimento ofrece consultoría financiera en Manaos. «No era adicto al dinero. ¿Gané dinero? Sí, lo hice. Pero nunca me quedé atrapado en él», dice Nascimento. «Le digo a mis padres que fue una gran experiencia de aprendizaje. Lo intentaré de nuevo, en otras situaciones, en otros ámbitos. Porque todo pasa, ¿no?».
En abril de 2023, cinco meses antes del arresto de Brubeyk Nascimento, el Supremo Tribunal Federal anuló parte de la ley que establecía la «presunción de buena fe» en la compraventa de oro por parte de empresas de transporte marítimo en Brasil. Desde entonces, es responsabilidad del vendedor demostrar el origen legal del metal. Poco antes, en marzo, la Secretaría de Hacienda Federal comenzó a exigir al sector la emisión de facturas electrónicas para cualquier transacción relacionada con oro; anteriormente, el sector solo trabajaba con facturas en papel, lo que dificultaba la supervisión.
Los dos cambios en las normas del mercado del oro provocaron una caída significativa de la recaudación fiscal derivada del comercio del oro. En 2022, aún bajo el gobierno de Bolsonaro y con las antiguas normas, el mercado legal del oro en la Amazonia generó 11.300 millones de reales, unos 2.021 millones de dólares. En 2024, ya bajo el nuevo gobierno de Luis Inacio Lula Da Silva, esta cifra se redujo un 38%, hasta los 6.970 millones de reales o 1.246 millones de dólares, según la ANM. Sin embargo, 7.213,5 hectáreas de bosque fueron destruidas por nuevas operaciones mineras entre 2023 y 2024, según datos de MapBiomas publicados por el sitio web Mongabay, lo que indica que la minería ilegal de oro sigue siendo un negocio activo y rentable en Brasil.
Tanto el investigador Raoni Rajão como los agentes de la PF entrevistados por Piauí sospechan que, dado que Brasil se ha vuelto inhóspito para los blanqueadores de oro como Nascimento, el mercado negro brasileño ha buscado contrabandear el metal desde minas clandestinas en la Amazonía a países vecinos, desde donde se exporta a Estados Unidos, Europa y Oriente Medio. Entre estos países se encuentra Venezuela, que hasta 2022 envió oro a Brasil y, a partir del año siguiente, comenzó a recibir oro brasileño, especialmente entre octubre de 2023 y enero de 2024, cuando Estados Unidos levantó las barreras comerciales al oro venezolano. “El mercado negro siempre encuentra salidas, especialmente para un producto con alto valor añadido como el oro”, afirmó Rajão .
*Este reportaje se publica en Armando.info con autorización expresa de la revista ‘Piauí’ de Brasil.
**La cobertura contó con la colaboración de Luiz Fernando Toledo, desde Reino Unido; de Cecilia Anesi, Edoardo Anziano y Andrea Palladino, desde Italia; y de Joseph Poliszuk, por Venezuela.