Estados Unidos está rodeado desde la pasada medianoche por un muro arancelario. Los mal llamados aranceles “recíprocos”, impuestos salvajes a la importación que Donald Trump ha decretado para castigar a los países con los que su país tiene déficit comercial, han entrado en vigor. Su aplicación supone un obús en la línea de flotación del comercio global y amenaza con meter en recesión a la economía estadounidense y, con ella, a la global. Entre los aranceles que se empiezan a aplicar al grueso de las importaciones está el 20% para los productos de la Unión Europea y nada menos que el 104% para los de China, que se suman además a tasas anteriores que ya estaban en vigor.
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