Con el declarado propósito de remedar a las fuerzas de seguridad de Estados Unidos y de Israel, e incluso de dar forma a un FBI vernáculo, Javier Milei reformó por decreto a la Policía Federal Argentina y, entre otras cosas, la habilitó para realizar detenciones y actividades de espionaje sin orden judicial, además de “tareas de prevención del delito” en espacios públicos digitales. Organismos de derechos humanos y organizaciones especializadas en seguridad cuestionaron la reforma y advirtieron que delega facultades discrecionales a la policía, bajo débiles sistemas de control. El Gobierno ultra respondió este miércoles que las medidas tienen amparo legal y que, si alguien entiende lo contrario, “se puede presentar ante la justicia”.
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