Javier Milei lo hizo. El ultraderechista demoró casi dos meses más de los que hubiese deseado, pero finalmente consiguió a la medianoche del lunes que 18 de los 24 gobernadores firmasen el Pacto de Mayo, un decálogo de objetivos de mediano y largo plaza para “sacar a Argentina adelante”. Dio al evento un espíritu fundacional, acorde a la misión que se autoimpuso: terminar con el Estado, acabar con “la casta” política y exterminar cualquier atisbo de “socialismo” en Argentina. Eligió para ello la casa de Tucumán, el sitio donde el 9 de julio de 1816 el país sudamericano firmó la independencia de España. Milei imagina un futuro inspirado “en los padres fundadores”, como escribió en la invitación que giró a gobernadores, expresidentes, sindicalistas, jueces y empresarios. “El acta de 1816 inició un nuevo orden tras años de guerras fratricidas; en esta de 2024 anunciamos el puntapié inicial de un nuevo orden para nuestro país”, dijo el ultraderechista en un largo discurso de tono épico ante decenas de invitados.
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