La Sub Red Sur de Salud de Bogotá, confirmó el fallecimiento de Elí Mejía Mendoza, conocido bajo el alias de ‘Martín Sombra‘. El exguerrillero y figura prominente de las Farc, murió en las últimas horas en el Hospital del Tunal.
Por bluradio.com
‘Martín Sombra‘ fue reconocido por su rol en la organización de secuestros y la administración de cárceles guerrilleras donde se mantenía a políticos, soldados y policías como prisioneros. Este macabro apodo, ‘El Carcelero’, reflejaba su responsabilidad directa en la custodia de secuestrados prominentes comoÍngrid Betancourt y Alan Jara durante los años de conflicto armado en Colombia.
Inicialmente detenido en 2008 en Saboyá, departamento de Boyacá, ‘Martín Sombra’ fue liberado en 2017 bajo los términos de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), tras la firma del acuerdo de paz entre las FARC y el Gobierno durante la presidencia de Juan Manuel Santos. Este tribunal especial fue establecido para juzgar crímenes cometidos durante el conflicto armado.
Se espera que las autoridades emitan un comunicado oficial detallando las circunstancias de su fallecimiento y los pasos a seguir respecto a su legado y repercusiones para la justicia y la memoria histórica de Colombia.
La trayectoria criminal de Helí Mejía Mendoza, alias ‘Martín Sombra’
La Fiscalía imputó a Helí Mejía Mendoza más de 160 delitos durante su larga carrera en las FARC. Según las investigaciones, se unió a este grupo guerrillero en 1966, cuando aún era menor de edad. Tras consolidarse en la organización, para 1970 ya formaba parte del Frente 11, donde adoptó su alias y ganó notoriedad.
Uno de los episodios más destacados de su historial ocurrió en 1992, cuando, al mando del Frente 43, participó en la primera toma armada del municipio de Puerto Rico (Meta). Sin embargo, su papel se volvió aún más oscuro años después: en 1998, asumió el control de la columna ‘Mario Hernández’, encargada de vigilar a secuestrados de alto perfil, como Ingrid Betancourt, Consuelo González de Perdomo, Jorge Eduardo Gechem y Alan Jara.
Para 2005, aunque ya no custodiaba rehenes, la Fiscalía denunció que había creado una escuela de formación guerrillera, donde, según los investigadores, adiestró a alrededor de 500 menores de edad, perpetuando el reclutamiento infantil en las filas de las FARC. Su historial delictivo lo consolidó como uno de los miembros más temidos de organización.