
Hay pocas cosas más placenteras que darse un baño en la piscina tras acabar la jornada laboral o durante un día libre. Es una actividad ideal para recargar pilas, pero, especialmente tras un día agotador, apetece hacerlo con tranquilidad y sin gente molestando. Hay grupos grandes, generalmente de jóvenes, que a veces generan revuelo e impiden al resto de bañistas poder disfrutar de las instalaciones como ellos querrían.
Por La Razón
Para evitar estas molestias a sus clientes, muchas piscinas, ya sean municipales o privadas, implementan distintas normativas. Con ellas se busca garantizar un uso correcto y permitir el disfrute de todos los presentes. Una de las más llamativas ha llegado desde Suiza, concretamente desde el Ayuntamiento de Porrentruy y el Sindicato Intercomunal del Distrito de Porrentruy (SIDP) y ha generado mucho debate.
La norma en una piscina de Suiza
Dicha piscina ha implementado una norma que únicamente permite la entrada a las instalaciones los ciudadanos suizos, residentes legales en Suiza y quienes cuenten con un permiso de trabajo en vigor en el país. Aunque es algo general, la decisión de las autoridades locales afecta directamente a los ciudadanos franceses, que es el motivo por el que se ha implantado ya que esta piscina está a escasos kilómetros de la frontera con Francia.
No es algo definitivo, solo para esta temporada de verano, es decir, la medida estará en vigor hasta el 31 de agosto de este año:»Esta medida es excepcional y tiene un carácter exclusivamente temporal». Según medios locales, este veto podría bloquear el acceso de hasta el 95% de los bañistas habituales, que son franceses. Ya hay decenas de personas a las que se les ha denegado la entrada a la piscina en los últimos días.
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