En el año 2021, se cometió un fraude que escandalizó al país y la comunidad internacional. Se inhabilitó, después de haber sido proclamado por el CNE, al candidato ganador del proceso electoral a la gobernación de Barinas. La reacción del ganador inhabilitado Freddy Superlano, al convocarse nuevamente el proceso electoral, fue intentar postular a su esposa, la respuesta del gobierno no se hizo esperar: la inhabilitó. Se insistió postulando a otro dirigente y el gobierno acto seguido lo inhabilitó también. La dirigencia del estado decidió seguir insistiendo y esta vez postularon a un diputado electo y juramentado en ese mismo proceso electoral de nombre Sergio Garrido. El resultado todos lo conocemos.
Hoy, una parte de la dirigencia opositora le pide a los barineses y a la dirigencia ganadora de ese proceso que no participen y le entreguen la gobernación con la representación del Consejo Legislativo y la Asamblea Nacional (AN) al PSUV. Pero también se lo piden a los del Zulia, Cojedes y Nueva Esparta. La razón: Hubo fraude el 28 Julio del 2024, y además afirman, que no se vote más hasta que Nicolas Maduro reconozca que hizo fraude.
También alegan que votar es reconocer a Maduro. Imaginemos que estos tres argumentos se hubieran utilizado en Barinas, o todos los procesos electorales incluido el del 28J, por el fraude cometido el 30 de diciembre del 2015, cuando a los diputados de Amazonas les fueron anuladas sus proclamaciones por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), y a dicha AN 2015 le aplicaron más de 40 sentencias en su primer año para anular sus actuaciones y, posteriormente, fue convocada una inconstitucional Asamblea Nacional Constituyente que finalizó sin modificar un solo artículo de la Constitución, pero usurpó todas las funciones de la AN 2015.
Recordemos el fraude en el estado Bolívar en el 2017, cuando literalmente cambiaron 12 actas para arrebatarle el triunfo a Andrés Velásquez, candidato ganador, o el del estado Zulia en ese mismo proceso, cuando desproclamaron a Juan Pablo Guanipa por no querer juramentarse en la mencionada Asamblea Nacional Constituyente. Nos preguntamos: ¿Haber participado en la elección del 28J, fraudulenta desde el principio hasta el final, fue reconocer a Maduro y pasar la página de todos los fraudes antes mencionados?
¿Será necesario pedirles a los más de 140 alcaldes de oposición, sus equipos, dirigentes y ciudadanos que habitan en esos municipios que le entreguen todo al PSUV, porque aquí no se vota más hasta que Maduro se vaya? Ahora, imaginemos se convoque un referendo para aprobar o no, una reforma constitucional, que instauraría si se aprueba un régimen formalmente autoritario. Dirán nuevamente, no voto, o dirán esta vez, sí voto, a pesar de haberle entregado con la abstención de este mayo los principales órganos de elección popular establecidos en la Constitución, al PSUV.
Otro argumento del sector abstencionista, de verdad muy difícil de comprender, es: no voto hasta que haya condiciones. Dicen, primero hay que luchar y lograr se respete la ley y se alcancen todos los estándares de una elección competitiva y democrática, es decir, voto cuando el gobierno de Maduro deje de ser lo que es y se vuelvan buenos.
Para mí, con todo respeto a los que opinan distinto, la mejor forma de luchar por condiciones electorales y enfrentar los desmanes es participando o intentándolo, el mejor ejemplo es el propio 28J. Pero bueno, es un criterio que coherentemente he defendido desde el 2020 hasta hoy. Para mí, con cada fraude, con cada preso político, con cada arbitrariedad, el gobierno se debilita más. Seguir participando, continuar pidiendo por la liberación de los presos políticos, exigir una Venezuela en el que se pueda vivir con dignidad, son diversas formas de una misma lucha.
Analicemos lo siguiente: cuando anunciamos que el Movimiento Por Venezuela (MPV), iba a participar en la elección del 25 de mayo, comenzaron, desde un sector de la oposición partidario de la abstención con las descalificaciones: colaboracionistas, vendidos y traidores, eran las más comunes. Señales preocupantes de conductas autoritarias, muy alejadas de la tolerancia a las diferencias que deben signar el comportamiento de un demócrata.
Pero más allá de lo anterior, el tema de fondo y a lo que debemos prestarle la mayor atención, es que el gobierno empezó a ver con preocupación que podía construirse una alianza importante con los partidos que decidimos participar y, a pesar de la intensa campaña abstencionista, igual podían ser derrotados el 25 de mayo. Su reacción, la misma desde el 2015: fraude, atropellos y violación de derechos a muchos de los que estábamos decididos a participar.
Me inhabilitan e impiden a los principales dirigentes del MPV, Andrés Caleca entre ellos, su participación electoral. Nuestro partido – que alcanzó la segunda mayor votación de la oposición y tercera votación nacional el 28J – legalmente habilitado para participar, el sistema automatizado de postulación del CNE no permitió la generación del usuario para poder ingresar y postular. No fuimos los únicos, otros importantes dirigentes regionales, con mucha fuerza en las encuestas, fueron impedidos por diferentes métodos fraudulentos a participar y, además, impidieron la libre conformación de alianzas entre los partidos.
Conclusión: no éramos ni vendidos, ni colaboracionistas, simplemente somos una amenaza electoral para el gobierno. Imagínense lo que hoy estuviera ocurriendo si todo el liderazgo opositor que apoyó a Edmundo González el 28J, se hubiera unido nuevamente para intentar participar en este proceso electoral.
Concluyo con uno de los detalles más significativos: la excusa esgrimida para justificar a lo interno del PSUV, cerrarle las puertas de la participación al MPV. Según el vocero más intenso del gobierno, éramos el Caballo de Troya de María Corina Machado en el proceso electoral, es decir, cerca de la fecha de las elecciones, MCM iba a cambiar la estrategia, mandando a votar por nosotros para que nuestros postulados en alianza con otros partidos ganáramos la elección.
Siendo sincero, lo único malo que le encuentro a esa afirmación es que era totalmente falsa, producto del miedo y la paranoia de quien se sabe débil y sin votos, capaz de inventar tan absurdo supuesto para justificar sus atropellos y desmanes. Pero es, sin duda, la mejor demostración de lo inconveniente que es para este gobierno la unidad en la estrategia de la participación electoral y, por deducción lógica, lo muy beneficiosa que les resulta la abstención.