Donald Trump es un firme creyente en la teoría de que la mejor manera de normalizar una idea, por muy descabellada que sea, es repetirla muchas veces. Y así es como el presidente electo de Estados Unidos resucitó este lunes su vieja aspiración de hacerse con el control de Groenlandia, territorio autónomo perteneciente al reino de Dinamarca. Es la isla más grande del mundo que no forma un continente: una vasta porción de tierra y hielo entre los océanos Ártico y Atlántico de exigua población (56.000 habitantes), pero rica en recursos naturales y valor geoestratégico.
El mundo en la nueva era Trump: expansionismo, aranceles, más atención a América y mirada fija en Pekín
Abróchense los cinturones. La política exterior de Estados Unidos está a punto de dar un giro de 180 grados a...